Déficit fiscal, Endeudamiento, Inflación- Deflación, Política económica, Política fiscal, Política monetaria

Sin mejora en el valor añadido y en la productividad no hay crecimiento económico

Después de 25 años desde el impulso de la entrada en la Unión Europea, nuestra capacidad económica está muy por debajo de la media europea, al menos, respecto a los países que ya formaban el Mercado Común Europeo (Francia, Alemania, Holanda, Italia… Hasta el Reino Unido que ya no es miembro de la UE). El PIB de España se soporta en el Gasto Público cercano al 45%, la fuerza laboral aportada por la inmigración y la recuperación del PIB previo a la pandemia y su actualización lógica que, desde luego, no es para echar cohetes aunque se juegue con los datos haciendo valer los valores relativos olvidando los absolutos.

El valor añadido de España no ha aumentado lo debido y -en muchos sectores- la productividad tampoco o muy poco. El bajo nivel salarial juega en varias direcciones, pero en nuestro caso pienso que hace bajar la productividad como resultado algebraico de los dos efectos. Como buen conocedor de los proyectos de innovación y de I+D, pese a su mejora, su nivel de aportación de valor y ventajas competitivas no ha sido el deseado, tampoco para la productividad afectada por los bajos salarios. El nivel formativo no parece que se haya mejorado respecto a su aplicación a las actividades empresariales. Eso es lo que dicen las empresas, a pesar del buen nivel de algunas universidades españolas. La inmigración está copando muchos puestos de trabajo en el campo, la construcción, las reformas y las instalaciones en general y supongo que los salarios relativos han aportado cierta productividad, pero centrada en el denominador no en el numerador, que es lo preferible. Italia es una guía para ver el camino a recorrer. Abandonaron la recogida de cítricos y frutos secos porque no salía a cuenta y se centraron en temas de mayor valor añadido y uno de ellos en el que siempre han sido muy buenos: la comercialización. Hay que ver cómo ese vino gaseoso que es el prosecco ha tomado ventaja al cava en varias zonas a nivel mundial, como por ejemplo, en el Reino Unido. Obviamente, siempre hay empresas que han crecido en su valor añadido y productividad, pero la mayoría de las empresas que no están en el Ibex o alrededores, no están en esa situación ventajosa.

Todo lo anterior, se concreta en un nivel salarial verdaderamente bajo respecto al resto de países desarrollados. El nivel se eleva en las grandes ciudades fundamentalmente Madrid y Barcelona, también en el País Vasco y Navarra, pero hasta en esas zonas geográficas la distribución estadística normal de los salarios tiene una desviación típica muy importante. Regiones como la Comunidad Valenciana y la Comunidad de Murcia, están claramente infra financiadas desde hace muchos años sin que nadie resuelva el tema. Es un agravio mayúsculo si miramos lo que han conseguido otras regiones a través de la extorsión política y electoral.

Se requeriría un nuevo impulso y que se centrase en aquellos sectores en los que tenemos algo que decir. Las universidades han seguido extensión geográfica como ruta de mejora, en lugar de su calidad y competitividad. Cuando hablas con algunos egresados se ve claramente el gap con los perfiles óptimos para las empresas actuales e incluso para el emprendimiento.

Desde el punto de vista tecnológico, los proveedores de fondos para el emprendimiento huyen de la tecnología aunque se tenga verdadero potencial demostrado, sólo se buscan número de clientes aunque sea de un software de poca utilidad. Interesa ganar mercado mediante la compra de pequeñas empresas por avanzar y ganar tiempo, pero no por su tecnología y por lo tanto, su valor añadido.

La tecnología enriquece a los que están en el origen y no a los que desarrollan aplicaciones finales más o menos innovadoras, me explico mejor, la Inteligencia Artificial repercutirá económicamente a los que crean las plataformas tanto software como hardware, los que desarrollan aplicaciones en España como si la IA la hubiesen inventado ellos, poco se llevarán. Es como la fiebre del oro, los que más que se llevan son los fabricantes de picos y palas… Pese haber avanzado, tecnológicamente no jugamos todavía en la Premier y, en el mejor de los casos, creamos productos tecnológicos integrando tecnología de otros, como un OEM (Original Equipment Manufacturer). Las empresas llamadas de base tecnológica (EBT) no crean tecnología en su inmensa mayoría, usan la de otros para ofrecer un servicio, aunque éste sea tecnológico.

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1 pensamiento sobre “Sin mejora en el valor añadido y en la productividad no hay crecimiento económico”

  1. Totalmente de acuerdo con el análisis.

    En este país, por desgracia, la ceguera es monumental. La mayoría de nuestros dirigentes políticos —sean del signo que sean— no están pensando en el país ni en su futuro. Su única prioridad es mantenerse en el poder a toda costa, y para ello reparten dádivas, «ayuditas», subsidios y prebendas con el único objetivo de asegurarse votos, sin importar las consecuencias estructurales o económicas a medio y largo plazo.

    Mientras tanto, la productividad no mejora, el valor añadido sigue siendo bajo, y se desperdicia el talento o se forma a jóvenes que luego no encuentran un encaje real en nuestro tejido empresarial. La innovación de verdad, la que cambia sectores y genera riqueza sostenible, no se apoya ni se prioriza. El sistema se ha acomodado al cortoplacismo electoral y al clientelismo, dejando en segundo plano los grandes temas de país: productividad, competitividad, tecnología propia, reindustrialización y educación alineada con las necesidades del siglo XXI.

    Hasta que no se produzca un cambio profundo en nuestra mentalidad colectiva y en la forma de hacer política, seguiremos anclados en un modelo frágil, dependiente y con salarios bajos, aunque las estadísticas oficiales se maquillen o se presenten bajo la luz más amable posible.

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