
Parafraseando a Tim Rice en la famosa obra de Andrew Lloyd Webber, me he atrevido a modificar su título original para aplicarlo al momento argentino actual, un día antes de las elecciones legislativas intermedias de mañana domingo. Siempre estoy de parte de todo el pueblo argentino y le deseo lo mejor, pero, ¡hay que ver la clase política que tiene! Hacen mejores a los nuestros (menos a uno).
Cuando apareció Milei -a pesar de que algunas de las peculiaridades de su perfil ya se adivinaban- le deseé que ganará en tal de que alguien sacará del gobierno al kirchnerismo. El peronismo tiene vocación de poder y puede disfrazarse de izquierda o de derecha según convenga con tal de ganar y manejar. Con esa premisa, es complicado seguirle si no eres uno de los beneficiados. Así y todo, sus seguidores están ahí y sus métodos para llegar al gobierno son bien conocidos. Mucha gente veía que Milei podía estar dispuesto a dejar la demagogia y la corrupción para llevar a la República Argentina por otra senda. Me equivoqué y como yo, otros muchos.
Cuando dijeron en enero de 2024 que ya habían conseguido el superávit fiscal primario y que su hermana iba a estar en la Casa Rosada, ya comencé a pensar que era otro demagogo más. Después vinieron más exageraciones o mentiras: lo de la eliminación de un porcentaje importante de la pobreza (con más de un 45% de trabajadores en negro), el cese (mediante su dimisión) de la canciller Mondino hace un año, el crecimiento del PIB hinchado, etcétera. De su gobierno, el único que tiene pinta de político es Guillermo Francos, incluso la Bullrich que en las elecciones parecía de otro planeta se maneja mejor que el resto. Como la inflación parecía encaminada al descenso, parecía que debía seguir siendo apoyado. En 2025 comenzaron las bobadas, las mentiras, las largas cambiadas (cuando un problema lo quieren hacer ver como un logro del gobierno) y la actividad de Argentina cambió su dirección y se encaminó a una recesión. El préstamo del FMI destapó todos los recelos y el carry trade en bandeja lo confirmó. Desde ahí, todo ha sido un despropósito, dejando a la vista de todos que no tiene un partido que pueda soportar su acción en el Congreso ni en el Senado. La traca final de hace un par de meses no la quiero ni relatar. «En cinco años seremos como España, en diez como Francia, en quince como Alemania y en veinte como EE.UU. y en veinticinco lideraremos el mundo», hay que estar muy desesperado para creer eso y votar a quien lo afirme. Cuando habla de sí mismo como economista y parece que tras Keynes y Lucas va él, te da entre pena y vergüenza ajena.
Mi mayor decepción me la he llevado con Federico Sturzenegger, mi visión de que era un buen economista reconocido internacionalmente, de leer sus libros, de guionista de la acción del gobierno, de un técnico objetivo, de un modernizador de la Administración argentina, se ha desvanecido para quedarse en otro demagogo más con una motosierra torpe para quitar el dinero a quien más lo necesita.
Me gustaría equivocarme, pero estas elecciones no creo que cambien nada y si lo hacen tendrá que ser para que tenga que negociar constantemente, cosa para la que Milei no está dotado. Por desgracia, veo complicado que mejore la economía y que la cuestión de la valoración del dólar no vaya a más. De cuál será el interés de los que les han dejado el dinero, ya se verá, aunque se intuye.

El problema de la economía argentina es estructural. La agricultura y la ganadería ya no son lo que eran y los recursos naturales que posee Argentina (gas, petróleo, tierras raras, litio…) no pueden ser explotados sin la ayuda de países más avanzados y la industria argentina de valor añadido es muy pequeña. Su PIB es un tercio el de España con una desventaja sobre nosotros: en 1898 nos dimos cuenta de que ya no éramos nadie y que sólo nos quedaba comenzar de nuevo. La formación de sus jóvenes es bastante buena y son currantes aunque siguen llevando incorporado ese ego pasado de moda. La población argentina -algunos comparten su sangre conmigo- es un crisol de culturas y religiones que les posibilita para muchas áreas.
Si este experimento anarco-capitalista, libertario y de los seguidores de los que dieron su nombre a los perros de Milei (Murray, Milton, Robert Lucas) fracasa, el liberalismo extremo deberá callarse y volver a la lógica del liberalismo universal e histórico, sin extremos ni locuras ni aprovechamiento económico egoísta. El mercado es el modelo económico que hemos elegido la mayoría, pero no para hacer lo que quiera sin restricciones, lo mismo que el Estado, que tampoco puede hacer lo que quiera. En el punto medio está la virtud.
Se dice que hay medio millón de argentinos en España, probablemente más. Les guste a algunos o no, están en su casa, tanto por agradecimiento por cómo nos recibieron en el siglo pasado como por ley de la sangre española que corre por sus venas. La República Argentina necesita un político que quiera pasar a la historia por engrandecer de nuevo a su país y no por llenarse los bolsillos. Por desgracia, deberán esperar.
P.D. elecciones
El partido de Milei ha conseguido los 93 diputados que le permiten gobernar con más facilidad, aunque tendrá que negociar con otros para sacar las reformas adelante. El partido de Macri ha sido fagocitado por LLA, al igual que el radicalismo que ha estado desaparecido en combate en estas elecciones. Sin duda cambiarán algunas políticas económicas, pero el final será el mismo. El presidente argentino asegura que a mitad de 2026 se habrá acabado la inflación -el bastión de su estrategia-, ya veremos qué pasa porque está aumentando de nuevo y eso que dice no emitir desde julio de 2024, aunque muchos economistas dicen que que tanto la base monetaria como los Agregados Monetarios siguieron creciendo. Los argentinos se aclaman a que EE.UU. obre el milagro y les cambie de vía (sin duda, la advertencia de Trump de dejarles de apoyar -lo que les llevaba al default directamente- si no ganaba Milei, ha influido electoralmente), pero la esperanza no es una buena estrategia. De todas formas, les deseo lo mejor a los argentinos. Claro que, si no quieres votar al peronismo, a Macri o a los radicales, ¿a quién votas que no haya fracasado ya totalmente? Pues eso…
