Deuda pública, Gasto Fiscal, Modern Monetary Theory - MMT, Política fiscal, Política monetaria

¿Por qué la cuestión monetaria es un puzzle complejo?

Cuando tratamos con Sistemas Complejos, es decir, con sistemas bastante imprevisibles porque la interacción entre las variables tiene vida propia, su dinámica los hace muy difícil de prever su comportamiento con un margen de seguridad estrecho. Si una de esas variables es el comportamiento del ser humano, entonces todo se complica mucho más porque éste sí que es verdaderamente imprevisible totalmente.

Después de esta corta introducción podemos intuir por qué es tan complicado gestionar la cuestión monetaria y explica por qué los gobiernos llevan años sin conseguir los objetivos monetarios marcados o -al menos- en el periodo de tiempos que hubiera sido deseable. Veamos cuáles son las variables que se barajan en el sistema monetario y como se llevan entre ellas, por cierto, parece que mal.

En la Política Fiscal tenemos el gasto público y los impuestos. Si abordamos la Política Monetaria, tenemos la oferta monetaria y el tipo de interés, aunque se fundamenta sobre todo por este último porque la oferta monetaria es siempre más complicada de monitorizar y los gobiernos se han acostumbrado a ajustarnos el cinturón con el tipo de interés que -desde luego- no lo fija el mercado. Después de ambas políticas, podemos citar a los elementos resultantes: inflación, deflación, estanflación, desempleo, déficit, deuda pública y los intereses de la misma a pagar. El mapa causa-efecto y la dinámica de las interrelaciones se perdió o se emborronó por lo poco que aciertan los responsables económicos de bastantes países en los últimos 30 años, sin contar que los dos bandos aprecian unos vínculos diferentes, como por ejemplo, el caso de los déficits gemelos.

Para recorrer este camino, se requiere disponer de un modelo que lo ate todo, aunque no obedezca totalmente a la realidad por dejarse fuera alguna parte del mercado (al estilo del IS-LM o alguna versión extendida del mismo, un modelo kaleckiano, etc.) y algunas aportaciones parciales del comportamiento comprobada de la economía en ciertas circunstancias como el NAIRU (o el NAIBER, ahora, más adecuado), por ejemplo. Es decir, necesitamos un sistema sencillo que nos sirva para comprender y determinar las consecuencias de alterar las identidades del modelo, pero ni así se camina como por una carretera, siendo más parecido a las rutas del París-Dakar.

Determinar, por tanto, las exactas y únicas causas de un fenómeno monetario directo o indirecto, es comprar tickets para el error. La dinámica de sistemas es -con otras cajas de herramientas- lo que nos lo puede explicar, así como el nivel de las relaciones. No obstante, a pesar de la cantidad de modelos disponibles, acertar es complicado, basta con hacer memoria de la política monetaria desde 2008.

Si la política monetaria se tiene que centrar exclusivamente en subir o bajar el tipo de interés oficial para calentar o enfriar la economía (su uso más habitual), no hace ninguna falta, con la política fiscal -como propone la TMM- es más que suficiente. El problema de la política monetaria es que la gestión de la oferta monetaria se queda siempre en un deseo poco efectivo y se centra en parar a la economía para bajar la inflación o abandonar la deflación.

El parón de la economía a base de parar lo solicitud de crédito nos tiene hartos y empobrecidos. Los europeos cada vez lo vemos más claro y queremos otro camino. ¡Este no es el camino, BCE/UE!

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