
Los pasados 25 de febrero, 3 y 4 de marzo, realicé tres presentaciones sobre el dinero y la cuestión monetaria en general, sus mitos y sus verdades prácticas en la actualidad. Lógicamente, incluía el futuro del dinero que afectaba al euro digital en nuestro caso, comentando sus características, pros y cons, así como su plazo de implantación que era para antes de 2030 (un proyecto que comenzó en 2023), según información pública del BCE, pero su presidenta -la señora Lagarde- anuncia el 10 de marzo que se pondrá en marcha en octubre de este año 2025. Ante las decisiones y consensos a tomar, no sólo con los países miembros, sino -probablemente- con otros países con plataformas de CBDCs, hacen complicado que para esa fecha arranque el euro digital. Además, en los planes que existen -si no se cambian- había un periodo inicial con condiciones de prueba y que convivían el nuevo sistema con el actual.
Por otra parte y en mi opinión, se requerirá un tiempo para que los bancos cambien de rol y dejen de ser quien crea el dinero en su proceso préstamo-depósito (o se reduzca esa posibilidad mediante un coeficiente de encaje muy superior, por ejemplo), seguramente para realizar ciertas funciones de mayoreo del dinero y gestión de una gran red de empresas fintech. No obstante, parece haber una marea -si no tsunami- que puede cambiarlo todo.

La impresión que da es que se está acelerando unos nuevos acuerdos del mismo nivel de los de Bretton Woods, pero con las fuerzas más repartidas de forma que una nueva moneda global -que podría ser lógica ya que representaría las diferentes CBDC, pero conectadas- plantando cara al dólar como medio de pago internacional. Lo planteado es que se ejecute a través de una moneda puente que ejerce de un super converso entre diferentes monedas digitales. Al lado de esta posibilidad, lo de los aranceles es absolutamente peccata minuta. Esta posible plataforma no sería improvisada porque lleva muchos años preparándose y muchos países participando. No me cabe ninguna duda que los planteamientos del presidente Trump, las crisis en diferentes partes del mundo -incluida la UE- y deudarización, han provocado un adelantamiento de las acciones previstas para más adelante. Sin olvidar la negativa a lanzar una CBDC que ha expresado el gobierno norteamericano.
En muchas ocasiones he comentado que la verdadera innovación en la aparición del Bitcoin, no era propiamente este activo monetario sino su soporte: el Blockchain. Lo que pasaba es que este último requería un sistema que motivase su sustento técnico sin que nadie lo financiase dando oportunidad a tener poder sobre la iniciativa., pero la cadena de bloques dará soporte a la operación de nuestra vida cotidiana, afectando de lleno al euro digital, pagos, compras, la contabilidad-Hacienda, el notariado y los Registros (mercantil, propiedad…), así como cualquier compra significativa que requiera guardar registro inalterable y fidedigno. Involucrando a la Administración Pública, las empresas y las personas. En definitiva, el ledger de nuestra vida. Una gran duda me queda, y es el gran requerimiento de una inmensa cantidad de recursos informáticos para que la cadena de bloques tenga una respuesta transaccional operativa que, por cierto, es la gran dificultad de Bitcoin para ser considerado dinero como medio de intercambio.
Quien creyese que se iba a librar de vivir tiempos interesantes que lo vaya olvidando y, sobre todo, deseo que simplemente sea una disputa monetaria, nada más.