
Lo que todos sabemos del patrón oro es su capacidad limitante de la emisión de dinero sin que exista un respaldo correspondiente -directo o indirecto- de la existencia de oro en posesión del emisor que se concreta en el valor en oro de una unidad monetaria o billete. Este noción general del patrón oro es la gobernante, pero en la historia ha habido varios patrones oro que regían la vida cotidiana de la economía y conlleva una técnica que se modeliza para conocer su funcionamiento y posibles consecuencias.
Para empezar, las etapas diferentes del patrón oro a lo largo del tiempo son tres más la actual: el llamado patrón clásico, el basado en lingotes (bullionismo) y el establecido en Bretton Woods. Principalmente, el patrón oro ha tendido vigencia (con lapsos en sistemas mixtos) en el siglo XIX, aunque en el siglo XVIII ya estaba modelizado (Hume 1752). El primero, el clásico, es el que estaba vigente cuando se pagaba con monedas que eran convertibles en gramos de oro; el patrón oro lingotes, donde el oro actuaba como respaldo del papel moneda; el tercero es el patrón oro cambio donde unas monedas se refieren a otras y estas últimas son respaldadas por el oro (Bretton Woods). No obstante, en la historia otros patrones monetarios fueron establecidos, el más conocido fue el patrón bimetálico (s. XIX), que establecía una relación fija entre el oro y la plata, equivalencia determinada por el valor nominal y su contenido en metal puro. En esa situación de convivencia del oro y la plata que les obligaba a tener una referencia entre los dos metales a partir de una valoración independiente que cambiaba frecuentemente en el mercado, le creaba un perjuicio para la economía porque llevaba locos a los precios relativos impidiendo que el sistema de precios efectuará su misión en la economía que es el ordenamiento lógico de productos/mercado de forma relativa al valor aportado y el cubrimiento de todo tipo de segmentos. Generalmente, las monedas de plata se dedicaban a las unidades fraccionarias y así no llegar a monedas de oro diminutas como lentejas, dimensión a la que se llegó en ocasiones. En España, la disponibilidad abundante de plata de América (aunque la mayoría de la plata nunca vino a España y se quedó allí o se fue a China por medio de las Filipinas, contrariamente a lo que se cree popularmente) nos llevó al uso intensivo de este metal, como por ejemplo en el real de a ocho y a que otros muchos países lo marcarán, reacuñaran, trocearan, etcétera, convirtiéndose en la primera moneda global de la historia. No obstante, la verdadera moneda hispana internacional fue el Dírham (plata) de Abd al-Rahman III, que ya circuló por todas las costas mediterráneas islámicas llegando hasta Rusia y Asia. En el año 1868, una onza de oro equivalía a 15,59 onzas de plata.
A Isaac Newton le encargaron -primero en Inglaterra y más tarde es EE.UU.- que estableciera unas reglas de valoración para estabilizar la situación de la valoración bimetálica. En un sitio se cargó las monedas de plata y en el otro las de oro, la ley de Gresham actuó de pleno pero en cada caso empujó fuera del mercado a las monedas de un metal.

Los patrones basados en los planteamientos de Bretton Woods fueron acuerdos que tenían el objeto de establecer un nuevo modelo económico mundial tras la Segunda Guerra Mundial (aunque cuando se celebraron todavía no había terminado la misma), donde se determinarían las reglas de las relaciones comerciales y financieras entre los estados, fundamentalmente los países más industrializados (44 naciones estuvieron presentes), concretándose el patrón dólar oro y patrón de cambio. En definitiva, se establecía un sistema cambiario en el que todas las monedas de los países firmantes de los acuerdos fijaron su paridad con el dólar y éste fijó su paridad con el oro, a un cambio de treinta y cinco dólares por onza. Esta decisión impulsó a los EE.UU. como la principal potencia mundial mediante la mayor posesión de oro y director del comercio internacional. Su finalización se produjo en agosto de 1971 cuando el presidente Nixon unilateralmente decidió el abandono de los Acuerdos de Bretton Woods, cuando el número de billetes era seis veces superior a lo soportado por el oro que disponía. Esta decisión dio entrada al dinero fiduciario, pero el dólar siguió siendo la moneda hegemónica hasta nuestros días.
Los periodos de vigencia de los patrones comentados puedes determinarse así: el patrón oro (clásico y lingotes) en los períodos 1870-1914 y 1925-1931; Patrón Bretton Woods I (1945 – 1971). En los huecos temporales de esa calendarización, los sistemas mixtos fueron la alternativa utilizada.