Dinero, Emisión monetaria, Endeudamiento, Inflación- Deflación, MMT - Modern Monetary Theory, Política económica, Política monetaria, Sistema Monetario

Mucho se habla del patrón oro, pero qué es y cuál es su historia (y parte 2)

En la primera parte del post vimos qué es el patrón oro, sus etapas históricas y lo dejamos en los acuerdos de Bretton Woods. retomamos la segunda parte con este tema clave y seguimos explicando el funcionamiento de los patrones monetarios para el logro del equilibrio y otros patrones que asoman por los medios de comunicación.

Algunos países han tenido la pretensión de romper la hegemonía del dólar desde el final de Bretton Woods y han planteado cualquier otra opción para romperla, por ejemplo, volver al patrón oro actualizado a nuestros días, la creación de una moneda única mundial u otras alternativas. Dicha evolución han sido liderada por Rusia y China y, aunque los países más industrializados han seguido leales al dólar, también demandan cambios en el panorama monetario internacional ante la situación de sus economías, especialmente en Europa.

En el proceso de aplicación de los patrones monetarios, su aplicación no ha sido una constante y cuando ha interesado se han suspendido sin mayores problemas. Se han paralizado las conversiones en oro o se han emitido billetes muy por encima del oro que les daba respaldo. Así que, los patrones tampoco aseguran una disciplina monetaria. Ya comentamos en la primera parte del post los periodos de suspensión y uso de un modelo mixto.

El funcionamiento de un sistema monetario mediante el patrón oro -en el protomodelo de equilibrio de Hume-, viene a ser este: cuando un país A tiene un déficit comercial con el país B, el oro de A se transfiere a B por la suma algebraica de las operaciones realizadas, con lo que la oferta monetaria en el país A disminuye y bajen sus precios. En el país B se da el caso contrario, aumentará la oferta monetaria y sus precios subirán. Como consecuencia, los productos de A se abaratan en el mercado internacional y los de B se encarecen. Finalmente, al aumentar las exportaciones en A y descender en B, los flujos de oro se encaminan mayormente hacia A, equilibrándose las ofertas monetarias en ambos países. Este modelo adolecía de varios excesos de simplificación y tuvieron que añadirse mejoras pues dejaba fuera a elementos modificadores de la oferta monetaria. Después de la Primera Guerra Mundial, los bancos centrales ya no eran meros espectadores de los movimientos de la balanza comercial y cuando veían un desajuste del tipo: si veo que el déficit comercial general aumenta con algún país clave, se reduce la oferta monetaria y así bajar los precios y favorecer las exportaciones.

​La controversia entre dinero fiat y el patrón oro, con el propósito de evitar que se pueda emitir dinero bastando la simple decisión de un gobierno, no es lógica ni real porque el patrón oro no puede ser utilizado en nuestros días por su bajísima elasticidad que no soporta la dinámica de las economías actuales. No obstante, si que quiere evitar una excesiva creación de dinero, los instrumentos deben ser otros, comenzando por una gestión exhaustiva de la creación del dinero bancario y no sólo conducida grosso modo a través de los tipos de interés. Los que reclaman la vuelta del patrón oro basándose en la doctrina austriaca se equivocan de herramienta. Aprovecho la ocasión para recordar que la inflación tiene un origen multicausal y que limitar la creación de dinero no evitaría la inflación mientras el resto de causas sigan presentes y, algunas de ellas van con el comportamiento humano y otras con el propio sistema financiero-monetario. Hablar de Bitcoin como «nuevo patrón oro» estando repartido en -cada vez más- pocas manos en sus aproximadamente 18 millones de unidades en el mercado, sería entrar en una partida de Monopoly en la que el resto de jugadores ya llevan una hora jugando y todos los hoteles están sobre el cartón de juego y difícilmente los gobiernos lleguen a esa decisión tras tener que ceder parte de su monopolio de emisión. Todo ello, a pesar de su enorme capacidad de fraccionamiento y/o tokenización, que no resolvería el problema que quiere evitar. Salir del monopolio de un banco central para caer en una descentralización oligopólica, no me convence.

Se necesita un nuevo sistema monetario que también sea global. Se perdió una gran oportunidad en Bretton Woods por la situación histórica en la que transcurrió, ahora es más complicado llegar a acuerdos al respecto. Espero una nueva oportunidad para ese nuevo sistema monetario venga facilitado por una guerra global, no diría mucho de nuestra capacidad de aprendizaje. Tal vez sea el momento de recuperar los planteamientos de Keynes en Bretton Woods y actualizarlos si lo requiriesen, sería un buen punto de partida.

Parte 1 del post

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