Déficit fiscal, Dinero, Emisión monetaria, Endeudamiento, Inflación- Deflación, Política económica, Política fiscal, Política monetaria, Sistema Monetario, TMM - Teoría Monetaria Moderna

El crédito que nos trajo hasta aquí y que nos puede devolver a la casilla de salida

Hasta hace algo más de 500 años, la economía era pequeña, sin expectativas, con encefalograma plano y, de pronto, se presenta un disparador que lanza a la humanidad hacia una nueva era. Ese trigger fue el crédito accesible y sin los grandes intereses que ya demandaban los préstamos en la Mesopotamia de 4.000 años a. C. que siendo una sociedad avanzada respecto a los tiempos anteriores, que había inventado la escritura y manejaba conceptos actuales como la deuda, el dinero, el interés, entre otros, tenían gran dificultad en el progreso social. Fueron los orfebres -que daban servicio de custodia al oro y plata de otros- los que se percataron de que esos activos estaban mucho tiempo parados en sus cámaras y que no les obligasen a no prestar ni siquiera una pequeña parte de esos metales nobles (lo que suponía un coeficiente de encaje del 100%, hasta que apareció la reserva fraccionaria en el siglo XVII), se abarataría el crédito sin un excesivo riesgo financiero. Claro que, más tarde, le encontraron el gustillo al uso del dinero de otros… Esa nueva facilidad del crédito permitió entrar en una nueva era económica y dar rienda libre a la imaginación y valentía -cuando no osadía- de los emprendedores. La diferencia de sentimiento personal respecto a la preferencia temporal de sacrificio ahora por una mejor situación mañana, mezclado con crédito nos trajo hasta aquí.

Hasta ese momento inicial, las personas no podían progresar. Estaban condenadas a los señores feudales hasta el siglo XIII (otra forma de crédito -de la tierra-, pero que no era ventajosa salvo para el señor), a las guerras y a conseguir un sustento básico para sus familias. Cuando el feudalismo ha terminado y la aparición del crédito en Europa es un hecho facilitado por las nuevas cantidades de oro y plata inyectado en el mercado desde España, se facilita que la iniciativa privada establezca una nueva producción de bienes y el progreso productivo permita a nuevos pequeños propietarios contraten a empleados y se cree una nueva economía.

El crédito ha sido el padre y/o madre de esa evolución y lo hizo basándose en unos intereses económicos y que -a la vez- generaba puestos de trabajo más humanizados y mejor remunerados, lo que promovió la emigración hacia las ciudades, la segunda gran innovación de la. historia tras la familia. Este gran avance que dejó obsoleta la estrategia de conquista y expolio de las riquezas y recursos del territorio conquistado, ha entrado -hace ya algunos años- en un camino al que no se le reconoce final o al menos, buen final.

El problema no está en el crédito por sí mismo, sino en el tipo de fin para el que se utiliza. Hay un crédito productivo y otro especulativo que no genera valor y que acaba yendo a activos adecuados para ese fin. La famosa ecuación de Fisher toma al dinero como neutral y que su incremento genera inflación al menos de forma proporcional, pero es el fin del crédito facilitado por la creación del dinero bancario el que produce un efecto deseado o no. Hay que buscar y fomentar el crédito productivo, el que que hace aumentar el PIB y crea estructuras que permanecerán en el tiempo. El especulativo es el que genera ciclos de auge y la consiguiente crisis.

Los responsables monetarios deberían centrarse en orientar el crédito hacia la economía real y dejar de manipular las tasas de interés o expandir la base monetaria, generando así un crecimiento sostenible y alejándose de las crisis financieras.

No obstante, el crédito no puede inundar el mercado tanto si es productivo y como si es -menos todavía- el especulativo. En cuanto los intereses suben de nuevo, la banca en la sombra, es decir, fondos de inversión, hedge funds y otros intermediarios financieros no bancarios, aparecen con mayor disposición que los bancos tradicionales a la liquidez y el riesgo, por lo que ya son muchos frentes que gestionar y el crédito se desborda, sin olvidar que está fuera del marco normativo de la banca convencional. La consecuencia es la compra de activos financieros, inmobiliarios y de otros tipos, a mansalva. Ya saben lo que harán los precios y generando beneficios especulativos. No son los pequeños propietarios que han adquirido con su trabajo o por herencia, un apartamento y/o una vivienda adicional.

En este siglo se ha fomentado mucho el emprendimiento, pero el perfil predominante ha sido especulativo, comenzando por las propias compañías generadas, teniendo como primer objetivo su venta y no su insistencia en el desarrollo de las mismas. Todo esto es debido a que el mercado lleva muchos años inundado de liquidez. Después hablan del porqué ha subido la vivienda y la bolsa.

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