
En esa obsesión por los impuestos que les ha entrado a algunos, más allá del mero instrumento de política fiscal, redistributiva y también monetaria para detraer dinero del mercado, hemos llegado a un punto que gestionarlos nos cuesta un entre un 10 y un 20% del PIB a los países desarrollados: ¡Una verdadera barbaridad! Hemos perdido el foco y no nos damos cuenta que no tiene ningún sentido gastar -tanto los ciudadanos como el Estado- una millonada de horas y recursos en algo cuya función principal -se diga lo que se diga- es detraer dinero del mercado para poder inyectarlo de nuevo sin crear un nivel inflacionario brutal, para la consabida redistribución de la riqueza y lograr algún comportamiento social beneficioso como dejar de fumar a base de tasas.
No estoy hablando de su eliminación sino de su simplificación, lo que redundaría en un gran beneficio para todos. Tengo clara su función de antídoto de la inflación y de permitir el ahorro en el caso de disminución de los impuestos, pero no tiene ningún sentido que le dediquemos tantos recursos reales. El Tax Compliance Cost que incluye el tiempo de preparación por nuestra parte de la documentación, registro, análisis, etcétera, de la fiscalidad, el coste de los asesores, el coste de los funcionarios que colaboran, inspeccionan, atienden dudas, sistemas informáticos dedicados, edificios del Ministerio y Agencia y otros gastos indirectos. Un verdadero dineral improductivo para cualquier país porque no aporta ningún valor añadido y ese gran coste se podría dedicar a objetivos muy importantes como generar nuevo PIB. Con lo fácil que sería pasar a un sistema simple, rápido, lógico y con menos posibilidades de defraudar al fisco. No tienen por qué preocuparse los funcionarios dedicados a la cuestión ni tampoco los asesores fiscales, la economía les plantearía alternativas y más beneficiosas para todos, también para ellos.
Según la UE, la media del coste de gestión de los impuestos viene a representar entre el 1% y el 2% de la facturación de una pequeña empresa de la UE + UK que viene a representar de media unos 15.000€ por año y empresa. Todo un sector el del impuesto que no lleva a ningún sitio, pero claro, hay que detraer dinero del mercado o no se podrá inyectar de nuevo pero cambiándolo de manos, lo cual no me parecería mal si se hiciese de forma justa y no buscando votos clientelares. Información del parlamento Europeo, origen de la información anterior.
Los economistas de la Tax Foundation utilizan modelos macroeconómicos para mostrar cómo la simplificación fiscal puede mejorar el crecimiento económico, impulsar los salarios y fomentar nuevas inversiones en toda la economía, pero se dejan fuera la mayor ventaja: el tiempo que unos y otros dedican a cumplir con las exigencias fiscales del Estado. Las últimas estimaciones oficiales sobre la cantidad de tiempo y dinero que los ciudadanos de los EEUU dedican cada año a cumplir con los trámites del IRS (6.500 millones de horas y 313.000 millones de dólares en productividad perdida) aportan el beneficio más importante de la simplificación fiscal es el tiempo y algún cabreo menos. Todos esos recursos se podrían dedicar a generar un aumento del PIB en temas productivos de valor añadido y perdurables en el tiempo. La complejidad fiscal le cuesta a la economía estadounidense más de 546 mil millones de dólares anuales.