
Aunque Bitcoin y yo nunca hemos coincidido, siempre me ha interesado pero más como fenómeno monetario que como inversión. Es posible que haya cierto despecho al no haber comprado cuando su precio era bajo (400€ en 2015). Las cuestiones técnicas alrededor de su compra, guarda y custodia, tampoco me ha resultado atrayente. Algunas empresas que se han dado cuenta de esta circunstancia, están allanando el acceso claramente y resolviendo este alto escalón para la generalización del activo financiero entre la población no tan tecnológicamente joven y los grandes bancos y sus ETFs de Bitcoin, también está ayudando mucho, aunque se pierda «emociones» con ese formato. Bitcoin, independiente de sus características como la de una posibilidad de alta rentabilidad conllevada con volatilidad, plantea una alternativa al dinero oficial y esa competencia siempre resulta moderadora de las ansias del Estado.
Como todos los que seguimos este fenómeno, sin ser verdaderos expertos, sabemos que su límite está fijado por diseño en 21 millones de unidades, de las que ya no estamos lejos al estar alrededor de los 20 millones ya minados que, conjuntamente con los 3 ó 4 millones que se han perdido por unas u otras razones, más los que desde el inicio están en manos de su creador. De este modo, la cantidad total efectiva en el mercado será bastante más corta de lo previsto, aproximadamente 15 millones de bitcoins. Si a esta cantidad minorada respecto a la del diseño original del sistema, le añades que han aparecido varios grandes compradores/poseedores de unidades, no hay mucha oferta en el mercado y es -claramente- superada por la demanda lo que mantiene su alza de precio de forma sostenida, excepto en esos momentos de ajustes en los que pierde un 25% de su valor sin que -ahora- hayan infartos entre sus inversores.
Entrando en lo que acabamos de manifestar pero en mayor detalle, podemos decir que algunas compañías americanas decidieron que el Bitcoin formara parte de su estructura financiera y que algunos estados también adoptarán al BTC como su moneda. Otros inversores como fondos de inversión y grandes bancos también han hecho buen acopio de unidades que soporten sus ETFs, así como otros inversores privados. En definitiva, hay una buena acumulación de unidades en pocas manos con tendencia a seguir así si entran más gobiernos a contemplar a esta criptomoneda -entre otras- como base de su estrategia. Cada año se minan 164.062 unidades (con lo que quedan algo más de siete años de minado para llegar al límite) y, algún gran comprador se ha hecho con más de 195.000 bitcoins en la última parte de 2024, lo que absorbe toda la emisión del año 24 y 30.000 más. Según los expertos -como el grupo bancario Julius Bär-, en el mercado sólo circulan el 28% de todos los bitcoins que hay, poco para la demanda creciente y los nuevos grandes acaparadores, por lo que se se puede decir que hay escasez.
Como reserva de valor, el Bitcoin, mantiene esta función por encima del euro que ha estado perdiendo capacidad de compra durante bastantes años y que se va acumulando. Aunque la volatilidad no se hace presente, su tendencia bajista no te da sustos, pero sí disgustos porque su tendencia es hacia abajo.