
Esta circunstancia tan verídica como el sol que aparece por el Levante cada mañana, da una visión clara de cómo se ha movido la humanidad a través de su historia. La pregunta consecuente sería ¿Por qué los contables necesitaron impulsar la escritura o su propia existencia? Es fácil, para reflejar las deudas y créditos de cada uno con el monarca y también entre ciudadanos como origen del dinero. A través de varios medios, se han ido registrando las deudas para que se tuvieran que cumplir y redimirlas (y no volver a pedirlas). Este hecho es un signo de los tiempos y de cómo la economía ha sido siempre el eje central de la vida en las sociedades humanas, aunque en aquellos primeros tiempos la libertad humana se quebraba con facilidad y se tenía que trabajar en algún tajo ajeno de forma involuntaria.
Piezas cerámicas, palos de conteo, todo valía para dejar registro de las nuevas deudas y su redención, esta circunstancia dio paso al dinero, ya que había intercambios Estado-ciudadano, pero también ciudadano-ciudadano. Cuando se triangulaban esas relaciones, había que comprobar la veracidad del valor del dinero, porque falsificadores los ha habido siempre, al mismo tiempo que se creaba más economía.
En Mesopotamia nació la escritura -concurrentemente en Egipto- y, por tanto, los contables, como dice Mosler, fueron los escribas sumerios y egipcios que reflejaban las operaciones y pagos en dinero-deuda para ellos. Fíjense que hace ya más de 5.000 años que llevamos la contabilidad de las deudas y créditos y seguimos en ello con algunas evoluciones, pero igual base. Mediante tablillas de arcillas de lo que hoy llamaríamos títulos de crédito, se inscribía la deuda y el acreedor se quedaba con ellas. Cada tablilla de arcilla era utilizable tanto por el acreedor como al portador, se podía circular como si fuera una letra de cambio por un valor de cinco monedas de plata, es decir, casi dinero. En buena lógica, las personas involucradas en el comercio eran los usuarios comunes, como siglos después lo siguieron haciendo. Los ríos de la vida -el Nilo, el Tigris y el Éufrates- hicieron el resto para su desarrollo.
Instituciones de la Corona de Aragón como La Taula de Canvi (Mesa de Cambio y Depósitos), probablemente el primer banco público municipal en el siglo XV (en Valencia desde 1407, tras la de Barcelona y antes de la de Girona, Mallorca y Zaragoza). Una institución coordinadora del cambio entre monedas de los países comerciales y gestora de deudas a través de los depósitos, en definitiva, facilitadora del comercio evitando quiebras de los cambistas, desajustes en el cambio de la moneda, morosidad en los pagos, devolución de los depósitos, usura, etcétera.
El dinero es una deuda de su emisor, por eso las monedas y billetes siguen estando en el pasivo de los bancos centrales. Los bancos comerciales actuales son instrumento de la deuda de varios agentes: deudas con proveedores, con acreedores comerciales, de tarjetas de crédito, crédito comercial, endeudamiento financiero con pago de intereses, comisiones o gastos, por su obtención y devolución posterior.
La historia económica es la historia de la deuda. Por las deudas fueron aniquilados los Templarios y los primeros países invadidos por la Alemania nazi fueron a los que más se les debía; la expulsión de los judíos guarda relación con las deudas con total seguridad. La deuda es más antigua que el propio dinero; el crédito es tan antiguo como el comercio y vivimos en un mundo dividido por deudores y acreedores, ya sean individuos o naciones. No es por casualidad que la creación de dinero actualmente se base en el binomio préstamos-depósitos de los bancos comerciales aunque como agente del gasto del gobierno de turno. La máquina de imprimir billetes cada año gasta menos tinta, contrariamente a lo que se piensa popularmente.
Conocí el caso de una micro prestamista de avanzada edad que facilitaba dinero a corto y medio plazo -con bajos intereses- a sus vecinos de barrio en un pueblo. Esta persona llevaba el control de las deudas y su redención con unos sencillos apuntes, pero no tenía descendientes y cuando falleció, en la calle hicieron fiesta dos días. Todos fueron sus herederos.