
Los países tienen tres posiciones: los que están construyendo su historia, los que viven del recuerdo de su historia y los que no les ha gustado el final de su historia y están volviendo a crearla. Un ejemplo del primer grupos sería los EE.UU. de América; del segundo sería la UE y el ejemplo del tercer grupo sería China. Claramente se ve qué país liderará el futuro, cuál entrará a pensar en su historia y el que quedará como un parque temático para el turismo.
Si hablamos de historia económica, por el ejemplo, de la historia del dinero, siempre hay que incluir a China. En todos los avances del dinero ha estado presente, desde los primeros bienes utilizados como dinero, hasta en las primeras monedas y billetes, ahora con su moneda electrónica, el e-yuan. China aportaba un 30 ó un 40% del PIB mundial cuando apareció la Revolución Industrial, pero entró en una fase de letargo de la que le ha costado salir, pero hasta en eso ha tomado ventaja. Probó el comunismo y vio que no era bueno, tal como vieron con otros regímenes, con lo que no tiene tiempo que perder con pasitos en caminos equivocados. No obstante y por sus circunstancias demográficas, tiene una forma política particular, algo parecido a lo que nosotros llamaríamos una dictablanda pero ellos son una sociedad que tiene otra filosofía social ya milenaria y -además- son muchos y no parece que les vaya mal y algunos vaticinan que todos caminamos hacia algo parecido. No hay que olvidar que para ser mandarín había que dedicar una vida de estudios, exámenes y méritos, así se podía conseguir alcanzar esa «plaza» de otra forma.
Durante décadas la veíamos como la fábrica de productos de calidad media o baja a precios bajos, pero era la curva de aprendizaje para convertirse en uno de los países con mayor tecnología productiva y también aplicada a productos. Es curioso que el país que más personas tiene, con menores salarios y más horas de horario laboral real, esté avanzando en eliminar a las personas de las cadenas de producción y esté dando la vuelta a la pirámide laboral colocando el peso en la parte de ingeniería tecnológica y menos en la productiva. Van a liderar la fabricación de automóviles en breve y cualquier producto que tenga un proceso de producción complejo, por ejemplo, BYD es el fabricante -o uno de ellos- con más porvenir en la fabricación de automóviles eléctricos, pero también monta el 30% de los Ipads de Apple. En definitiva, cerrar una carcasa con una batería, al igual que hacen con los coches: sin soldaduras.
No se quedan ahí. Han comprendido de qué va el futuro y se han puesto mano a la obra. El recurso de los años que vienen está basado en la energía barata y sostenible. Las centrales de fusión nuclear del futuro (mucho más seguras que las de fisión y más baratas) y también las armas del futuro (por desgracia) y otras claves del funcionamiento del mundo que requiere energía, estarán basadas en el tritio (3H), elemento que es escaso en la Tierra, pero abundante en la luna. Ya saben el verdadero fin de algunos proyecto que quieren llegar a nuestro satélite con otro fin aparentemente más «turístico», pero que lo que quieren es transportar tritio -u otros minerales- hacia nuestro planeta. China también está en esa carrera estratégica.
No es un nuevo país, nadie saltó de un barco para crear la nación, han pasado por varios regímenes y saben lo que la utopía supone y, sobre todo, están basados en la productividad, el esfuerzo, la competencia y son muchos. ¿Alguien da más?