
Después del empacho de nueva construcción que sufrimos fundamentalmente hasta 2007 y que concluyó en la crisis de 2008, no queríamos ver un piso ni en foto. Todavía tenemos viviendas en la Sareb y en los bancos por vender (en la Sareb hay 43.000 por vender). Más tarde con los años, se fue construyendo un poco, pero de forma insuficiente a las necesidades que se adivinaban llegarían. El descenso del valor de lo construido había sido tal que para que el mercado se recuperase no se construyó muso en el periodo 2012-2018 teniendo en cuenta que la población española ha crecido -proveniente de la inmigración fundamentalmente- en siete millones de habitantes desde 2003. La creación de viviendas desde este año hasta el 2028 va a ser de 330.000 viviendas por año, cuando el año pasado se acabaron sólo unas 80.000.
Los problemas para construir más son: la falta de suelo, la falta de mano de obra cualificada y el crecimiento de los costes de construcción que han crecido un 29% sobre los de 2019. Los trámites para la generación de suelo son largos y tediosos. Todo esto no hace presagiar que la vivienda vaya a suavizar sus precios -de locura- a corto plazo por mucho que se construya.
Pero la cuestión no es esa, el tema es que viene otra oleada de hipotecas. Los intereses han bajado y más aún que lo harán y los bancos se están preparando para su ciclo espasmódico de concesión de crédito, con lo cual, dentro de unos años volveremos a ver la misma película que hemos visto más que Lo que el viento se llevó (gran película, por cierto). Se concederán muchas hipotecas/préstamos y sus consabidos depósitos y a la creación de dinero bancario que nos llevará a que nos hagamos esta pregunta: ¿Quién será el siguiente invitado recurrente que venga a vernos? No le quepa ninguna duda, la inflación y, vuelta a empezar.
La creación de dinero bancario, que es la forma que los bancos centrales -a través de los bancos comerciales- han utilizado para emitir el 80% del dinero en los mercados, debe terminar porque no es controlable y sólo con los tipos de interés altos se puede parar con la consiguiente recesión para todos.
Lo que cabe preguntarse es por qué no se procura que cada año se construya un número de viviendas determinado que satisfaga las necesidades de casas por regiones o ciudades. Si hay una inflación del 2% y el PIB ha sido o va a sr del 3%, ya sabemos que deberemos promocionar un 5% más de viviendas, aunque no importa tanto la exactitud de la cifra como que no se pare de construir poniendo todos de su parte: constructoras/promotoras, gobierno, autonomías, ayuntamientos y bancos comerciales. Si en seis años no se construye casi nada, ¿qué es lo que se pretende, que explote todo para liderar las manifestaciones habiendo sido los responsables de la situación?
Ahora vendrá el atracón, los bancos facilitarán las hipotecas y otros créditos en competencia, se inundará el mercado y ya tendremos otra vez inflación y pisos de sobra. No tenemos remedio.
Se requiere -con más urgencia de la que pensaba hace un año- que el BCE abra su CBDC/euro digital y asuma la responsabilidad de la emisión de su dinero y elimine de una vez estas crisis espasmódicas que nos llevan de la escasez al brutal excedente.