
En 1995, preocupados por la viabilidad futura de las pensiones y en la última fase del gobierno de Felipe González, se firman los Acuerdos del Pacto de Toledo. En dicho pacto se determina crear un Fondo de Reserva de la Seguridad Social que se constituirá como una provisión en forma de fondo de inversión para cuando haga falta en la financiación del pago de las pensiones. El fondo no se constituye hasta el año 2010 con José María Aznar auspiciado por aquella Oficina Presupuestaria que dirigía el profesor José Barea. En alguna prensa se dice que fue Zapatero, pero no es cierto, Zapatero fue el que bajó las «pénsiones» (según su conocida esdrujulización) y ya le dio algún pellizco al Fondo de Reserva de la Seguridad Social porque no había dinero en otro lugar para pagar -por ejemplo- las pagas extraordinarias, seguido por Rajoy al sucederle, que también usó cantidades del fondo. La hucha de las pensiones, como los reyes del eufemismo político le llamaron, se enmarca en el sistema contable del Estado pero no son euros de diferente color ni llevan un candado para que no se toquen, son una anotación en cuenta con la que se compra deuda pública (¡Yo me lo guardo, pero lo meto en deuda del Tesoro y lo recupero para gastar… Aunque remuneraré un poco el fondo con el interés de la deuda. Ya vendrá el verano para cuando tenga que redimir la deuda!) con la que se consigue un retorno por los intereses de la misma. Piense que es como cuando hace una separata mental para las próximas vacaciones de verano, que usted tiene en el banco con el resto de su dinero, y que si se presenta una urgencia antes de la fecha prevista de contratación y pago de las vacaciones, se quedará sin ellas o tendrá que pensar en otra fuente de financiación de las mismas.
La forma lógica de aumentar ese fondo es a través del superávit de la Seguridad Social -cosa bastante improbable- o con otro origen pero que supusiera un superávit de las cuentas del estado en detrimento del gasto público o del aumento de los impuestos fundamentalmente. Sí, ya sé lo que se dice del aumento de las cotizaciones respecto a los años pandémicos y al aumento del PIB (a base de gasto público, más habitantes por la inmigración e inflación), pero piense que un gobierno que tiene que agenciarse dinero más allá del ingreso fiscal para cubrir el déficit, no estaría «invirtiendo» en un fondo de inversión para cuando lo necesite, ni siquiera con esa facilidad de aplicarlo a la compra de su propia deuda. Simplemente, es como si usted sacará un préstamo para tener ese dinero muerto de risa en su cuenta a la espera de necesitarlo: ¡Ilógico a todas luces!
Si algún gobierno inyecta dinero al fondo de reserva sin superávit de la Seguridad Social, es como meter un dinero del bolsillo derecho al izquierdo (al estilo del sesgo de la Contabilidad Mental del Nobel Richard Thaler), es decir, en cuanto le haga falta lo usará y punto -el dinero de un bolsillo es igual que el del otro-, como los que ya lo han hecho. Todo marketing demagógico…
Cuando la tensión para pagar las pensiones se haga más evidente que ahora, ¿qué pasará? Pues se sacará del mismo lugar que los 850.000 millones de euros anuales que recomienda en informe Draghi gastar para llevar a la UE a una posición competitiva en el mundo.
La visión, conocimientos y pertenencia de España en la UE en el año 1995 ha cambiado y ese fondo que fue apoyado en su momento por el president Pujol ahora no lo quiere Junts. ¡Cosas de la vida política!